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POLÍTICA

Vinieron para quedarse

Javier Méndez-Vigo Hernández

1 d’octubre de 2023, a les 7:00:00

     Cuando en 2018 la “ultraderecha” entró en el Parlamento Andaluz, echando de las instituciones al socialismo andaluz algunos dirigentes del “socialismo valenciano” defendieron que lo de VOX era una burbuja que en cualquier momento se desinflaría. Estos dirigentes que todavía siguen en distintas ejecutivas demostraron no entender nada y, en última instancia, simplemente estaban mirando hacia otro lado. La Ultraderecha aparece por algo, y frente a algo. Yo diría más: la ultraderecha aparece en momentos de crisis, en momentos que la desafección de los dirigentes de partidos de izquierda no cumplen con las promesas. Y como la “naturaleza aborrece el vacío”, este acaba siempre por llenarse -tal y como ocurrió durante la crisis del 29 y en el período de entreguerras. Con esto no estoy diciendo que la “historia se repite”. No son las mismas condiciones, ni la ultraderecha quiere subvertir el sistema. Sin embargo dicha ultraderecha neoconservadora ha tomado un espacio- que no es ningún palacio de invierno pero permite que el péndulo gire todavía más a la derecha y que avancen políticas que tienen muy poco de sociales.


     Por otra parte, estos políticos (por cierto, algunos muy jóvenes) no miran el espejo retrovisor de nuestra historia y poco conocen la sociología española. Piensan que el fascismo  ya no existe en la sociedad española, olvidándose del fascismo sociológico. Tan solo tendríamos que mirar hacia el pasado y ver como desde la Transición el conservadurismo español ha ido reestructurándose. Jos’Luis Rodriguez Jimenez en su libro ¿Nuevos fascismos” realiza un recorrido por esta extrema derecha que nunca se fue. Los que conocimos aquella época lo recordamos nítidamente. El auge de Fuerza Nueva (con sus huestes paramilitares), su intervención en determinados atentados (como el asesinato de la militante de izquierda Yolanda González) y su posterior “intervención” en la trama civil del Golpe de Estado de Tejero fue su culminación. El problema es que a raíz del fracaso de dicho golpe la extrema derecha acabó diluyéndose en el Partido fundado por el posfranquista de Manuel Fraga. Es decir que el fascismo y el conservadurismo simplemente se diluyó en la derecha democrática que representaba el Partido Popular. Hoy día esa extrema derecha reniega de la terminología y trabaja dentro de las instituciones con un ropaje democrático, pero su política sigue siendo la misma: conservadora y en contra de los derechos democráticos de determinados colectivos.


     Es a partir de la crisis de 2008 cuando comienza a verse los atisbos de esa nueva extrema derecha. Una extrema derecha que se toma muy en serio una serie de problemas, comenzando en principio recogiendo una idea que la izquierda había abandonado: el problema de España. Una bandera que la socialdemocracia ha ido abandonando poco a poco (cuando resulta que desde 1931 siempre había estado en su agenda. Aquella socialdemocracia tenía bastante asumido que solo solucionando el problema nacional se podía avanzar). Una socialdemocracia que con los gobiernos de Felipe Gonzalez y que con la “tercera vía” había dejado aparcada.


     Así, ya en 2006 (dos años antes de la crisis del 2008) se funda la Asociación DENAES. Asociación en la que se encontraron un tal Santiago Abascal y el filósofo Gustavo Bueno y algunos de sus discípulos de la Escuela de Oviedo (de los que varios fueron en las listas de VOX). Dicha asociación supone un rearme ideológico del posfascismo español. Mientras que la socialdemocracia (en particular con su Tercera Via) asume un desarme ideológico- abandonando sus tesis sobre el federalismo, el nuevo conservadurismo siguiendo las tesis del filósofo recupera la Idea de España. Pero dicha Idea de España es esencialista y se teoriza frente a la Reforma Luterana y frente a la Ilustración. Frente al modernismo del cógito cartesiano se defiende el ego católico como algo esencial a lo que es España. De nuevo la asimilación de España a lo católico (algunos preferimos el ego converso, pero esto es otra cuestión). El problema es que este posfascismo recoge las tesis de Canovas  o Ramiro de Maeztu.

Y realizan una lectura controvertida de textos literarios de la cultura española, cuando esta no solo es católica….Pero esto es otra cuestión que a este posfascismo poco le interesa.


     El problema es que mientras la izquierda continúe siendo posmodernista y líquida continuara pensando que las ideologías no existen (algo que sin embargo tienen muy claro tanto la derecha como la extrema derecha) estará perdiendo esta guerra cultural que desde 2008 inició el posfascismo y mientras esto ocurra, mientras la izquierda no recupere su peso y su cultura tendremos para rato este nuevo posfascismo que además camina hacia la constitución de una Internacional que le permita construir su “Europa fortaleza”

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