Tierra Santa, cruce de caminos,
Puerta de Asia ungida con sangre humana,
Miles de mártires sacralizaron
Piedras, terruños y desiertos
Y escondidas aldeas en tus sierras,
Donde se comparte el pan ázimo
En el duro esfuerzo colectivo.
Símbolo de la humanidad sufriente,
Palestina, encrucijada de religiones,
Donde la misericordia combate al perverso
Que disfraza con progreso la guerra perenne
Contra la salvación de las almas
Con armas cada día más bárbaras,
Mecanos de acero aplastando la piedad.
Tierra sagrada, cruz de la profecía,
Donde el mal se disfraza de santidad,
Augurando más pecados con sus desgracias,
Machacando sin remordimiento la inocencia.
¿Qué demonios provocaron tu aflicción?
¿Qué dios redimirá a tus víctimas?
¿Cómo se podrá compensar tanta tragedia?
Palestina, tierra del apocalipsis,
La infancia destrozada por las balas,
La esperanza mutilada por el fósforo,
Las palomas heridas por las bombas de racimo.
No puedo mirar tu rostro magullado
Sin quedarme helado, estupefacta el alma,
Y reniego de ser hombre si ser hombre es eso.
Lucifer brota en las entrañas del vampiro,
Que domina la tierra perseguida.
Los asesinos ríen sus orgías sangrientas,
Y el fuego que desciende del cielo
No es milagro de paz sino maldición
Que condena al dolor y la pena,
Eterna vergüenza para la humanidad.
Tierra de la promesa, utopía invertida,
Sueño de felicidad convertido en tragedia,
Palestina, testigo de la sevicia inmunda
De peleles desnortados por los vicios.
Tus ciudades esperan una redención
Que no llega, bloqueada por falsa riqueza,
Hasta este planeta transformado en infierno.
Palestina sacrificada, tierra arrasada,
Tu pueblo con ambición de vida
Tiene más fuerza que la tiranía,
Sobreviviendo a la catástrofe,
Creando nuevas esperanzas
Con la solidaridad de tus gentes
Que anuncian un mundo nuevo.
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