Helen Keller nació el 27 de junio de 1880 en Tuscumia, Alabama, Estados Unidos. No nació ciega ni sorda, sino como una niña perfectamente normal. A la edad de diecinueve meses sufrió una grave enfermedad que le provocó la pérdida total de la visión y la audición. Una niña sordociega, que en un principio es considerada incapaz de aprender y comunicarse. Su incapacidad para comunicarse desde temprana edad fue muy traumática para ella y su familia, por lo que estuvo prácticamente incontrolable durante un tiempo.
Cuando cumplió siete años, sus padres decidieron buscar una instructora y fue así como el Instituto Perkins para Ciegos les envió a una joven especialista, Anne Sullivan, que se encargó de su formación y logró un gran avance en la educación especial. Continuó viviendo a su lado hasta la muerte de ésta en 1936.
Keller después de graduarse en la escuela secundaria en Cambridge, descubre el mundo del lenguaje que le lleva a conseguir la Licenciatura de tres carreras universitarias al graduarse en el Radcliffe College, convirtiéndose así en la primera persona sordociega en obtener tres títulos universitarios, y a escribir varios libros.
Durante su juventud, comenzó a apoyar el socialismo y en 1905 se unió formalmente al Partido Socialista. A lo largo de toda su vida redactó múltiples artículos y más de una docena de libros sobre sus experiencias y modos de entender la vida, entre ellos: “La Historia De Mi Vida” (1903) y “Luz En Mi Oscuridad” (1927).
Keller se convirtió en una activista y filántropa destacada; recaudó dinero para la Fundación Americana para Ciegos, fue miembro del Industrial Workers of the World- donde escribió desde 1916 a 1918- y promovió el sufragio femenino, los derechos de los trabajadores, el socialismo y otras causas relacionadas con la izquierda, además de ser una figura activa de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles tras cofundarla en 1920. En 1924, se apartó de la actividad política para enfocarse en la lucha por los derechos de las personas con discapacidades y realizó viajes por todo el mundo ofreciendo conferencias hasta 1957. Por sus logros, el presidente estadounidense Lyndon Johnson le otorgó La Medalla Presidencial de la Libertad en 1964.
Desde 1980, por decreto de Jimmy Carter, el día de su natalicio es conmemorado como el Día de Helen Keller. Su vida ha sido objeto de variadas representaciones artísticas, tanto en cine, teatro y televisión, destacándose particularmente. Un claro ejemplo de superación, mostrando lo mejor de las aptitudes, actitudes y cualidades humanas que a veces la sociedad desconoce.
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