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POLÍTICA
Mirada desde la periferia

Europa, ¿Que Europa?

“El proceso de integración europea siempre ha girado en torno a un punto binacional entre dos los estados más destacados del continente, Francia y Alemania” [Perry Anderson, El Nuevo viejo mundo]

Javier Méndez-Vigo Hernandez

1 d’agost de 2024, a les 7:00:00

Mucho se tiene en mente la posibilidad de que Europa se convierta en un gran Estado, donde se engarce la soberanía y la unidad política. Pero la realidad es que Europa se ha convertido en un oxímoron, donde tiene cabida cualquier tipo de idea. Europa al final se está convirtiendo en un nuevo “fetiche” que sirva para cualquier cosa.


Si nos retrotraemos en el tiempo, dicha idea proviene de muy lejos. De hecho es la gran idea de la Ilustración, que teoriza fundamentalmente el filósofo Kant cuando introduce la noción de cosmopolitismo. Pero sin olvidar que dicha noción va unido a la idea de una paz perpetua de las naciones. Sin embargo, será sobre todo en la primera década del siglo XX cuando dos dirigentes bolcheviques —Lenin y Trotsky— comienzan a hablar de los Estados Unidos de Europa. La salvedad es que ninguno de ellos estaban pensando precisamente del capitalismo al hablar de dicha consigna… Luego vendría un período de entreguerras (con la barbarie fascista y estalinista) y la Segunda Guerra Mundial y todo lo que significó con la pérdida de millones de vidas.


Por eso, después de la Segunda Guerra Mundial, la idea de Europa vuelve a aparecer, esta vez, como el “único medio” posible para evitar un nuevo enfrentamiento entre Francia y Alemania. Por esto mismo, estos dos países hablan en principio de una integración económica (la CEE), pero también se encontraba en la mente de ambos países el hecho de que dicha integración podía servir para frenar la expansión del bloque soviético (estalinista). Freno que abría la puerta a la posibilidad de una futura “reunificación” alemana. Así como bien nos dice Anderson; “La intención de Adenauer era que la unidad de la Europa occidental actuaría  como un baluarte contra el comunismo, y además, quería tener la garantía de que, llegado el momento, Francia respetaría la reunificación alemana. En París, los asesores económicos no se decidieron a respaldar el proyecto del Mercado Común hasta en Londres propuso la alternativa de una zona de comercio libre” [Perry Anderson, El Nuevo viejo mundo, Akal, pg., 25). Por tanto, la idea era la de construir una gran región económica en zona capitalista que supusiera la idea de un “mundo libre”, nunca una unidad política.


Dicha realidad económica se forma a partir de la década de los 80 y se convierte en un proyecto neoliberal, con un sistema monetario y una moneda única, que supondrá que la política económica y fiscal sea supeditada al BCE. No podemos olvidar que “el nacimiento del Mercado Común y su posterior evolución estuvieron dominados por la necesidad del gran capital, el vinculado a los monopolios y multinacionales, que encontraron en las fronteras nacionales límites a la expansión y concentración de capitales…” [Pedro Montes, La Integración europea, Trotta, pg., 21].


En 1985 se firma el Tratado de Adhesión de España a la UE y nuestra entrada se hace efectiva en 1986. Era el primer gobierno de Felipe González. En la misma época se firma en 1986 el Acta única, es a partir de aquí (a iniciativa de Delors) que se crea el mercado interior. Es el momento en el que el Presidente Mitterand acepta la disciplina neoliberal. Por esa misma época, el gobierno de Felipe González se embarca en la reindustrialización de España, que supondría, entre otras cuestiones, el cierre de AHM y el comienzo de la “deslocalización” de nuestras empresas. España se acababa de convertir en un país democrático y se convertía en un Estado de derecho, ambas condiciones necesarias par entrar en el club europeo.


Se avanzaba hacia el Mercado Único bajo una política neoliberal. No hay que olvidar que es la época en los que los Partidos Comunistas giran hacia el Eurocomunismo y que son los primeros en aceptar una política de austeridad (el primero en fundamentar dicha política es el PCI de Beliguer). Es decir, que desde la década de los 80 del siglo XX la izquierda parlamentaria (los socialistas con su tercera vía y los comunistas con su eurocomunismo) acepta el paradigma neoliberal, queriendo construir un social-liberalismo.


Pedro Montes sintetiza dicha política. Por un lado, el Acta Única que supuso la creación de un mercado único y la profundización de las concepciones neoliberales. En segundo lugar, la libertad para las mercancías, servicios y capitales, pero no para el mercado de trabajo. Pero todo lo dicho tuvo su contrapartida en una “desregulación del mercado de trabajo” y en un “debilitamiento (casi derrota) del sindicalismo de clase. Es decir, que el Mercado único “representó objetivamente [para los trabajadores] un retroceso en sus aspiraciones históricas y un marco desfavorable para defender sus intereses…”.


En consecuencia, Europa es un producto de la relación de fuerza entre las clases sociales, no es algo abstracto y lo veremos. El siglo XX terminó tal y como comenzó; con las Guerras balcánicas, provocada por los intereses de la UE (en particular Alemania) y por la derrota de Estalinismo. Derrota que supone que la guerra se haya convertido en algo normal y que la ultraderecha renazca, particularmente en los países del antiguo bloque estalinista y que se extienda al resto de occidente. Todo lo dicho está llevando al recorte de derechos, a alejarnos de los derechos humanos y a una “militarización” de Europa. Pero lo dejamos para un próximo artículo.

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