Estamos en un momento crítico, no solo en España, sino también en Europa; donde desde hace décadas se atisba la vuelta de monstruos. La verdad es que si tuviéramos que poner alguna fecha tendríamos que volver a finales del siglo XX; principalmente con la derrota del stalinismo y la desintegración de Yugoslavia y la URSS. No se trata ahora de realizar un recorrido histórico (eso lo dejo para más adelante), lo que si me interesa es constatar el hecho de que a raíz de dicha derrota se produce un ascenso del neofascismo y del ultranacionalismo de derechas. Durante todas estas décadas el potsfascismo (término acuñado por Enzo Traverso) ha ido creciendo hasta convertirse en una ideología que ya plasma a millones de conciencias.
Hasta ahora los demócratas (tanto de derechas como de izquierda) habían impuesto parlamentariamente un “cinturón de seguridad” a dicha corriente política. Sin embargo, de un tiempo a esta parte (potenciada por las políticas antimigratorias y por la Guerra de Ucrania) las líneas rojas y el cinturón han ido cayendo y hoy día nos encontramos con el “blanqueo” de dicha extrema derecha por parte de los demócratas de derechas. Incluso hoy día esa derecha (como la española) ha aceptado el lenguaje de la misma y por consiguiente no ya solo la blanquean, sino que pueden ser absorbida por aquella extrema derecha. Y todo comenzó con el primer Gobierno de Moreno Bonilla. Por primera vez un partido de ultraderecha entraba en una Gobierno autonómico y desde el 28M esta ultraderecha ha terminado por entrar en otros Gobiernos autonómicos y personajes de la línea ultracatólica presiden Cortes como la valenciana. Y de cara al 23 de Julio avistamos que tanto la derecha como la ultraderecha se necesitan como dos vasos comunicantes (entre o no en un Gobierno de Coalición de Derechas) Don Karl Marx defendía que la historia nunca se repite de la misma forma, pero la verdad es que dicho Gobierno de Coalición nos trae a la mente los años 30-36 y el Gobierno de la CEDA; por supuesto que no se dan las mismas condiciones históricas, pero sí que se dan las condiciones para que se cumpla la Agenda Antifeminista y un gran recorte de derechos que costaron mucho de conseguir.
Se está borrando la línea roja que durante muchos años se había establecido entre la derecha democrática y la ultraderecha o todo aquello que nos recordaba al fascismo y el neofascismo que se han transmutado en ultraderecha y ultranacionalismo. Hoy ya son varios países que han dado el salto al vacío, así en Suecia (el país socialdemócrata por excelencia) un Ejecutivo de partidos conservadores con el apoyo externo de uno ultra, o en Italia donde los ultras de Meloni gobierna con Forza Italia (el partido de Silvio Berlusconi). Incluso el lider de los populares españoles es capaz de afirmar en El Mundo que “sería bueno para la UE que Meloni acabara en el PPE” (Partido Popular Europeo).
No quisiera terminar este artículo sin delimitar el papel de la izquierda parlamentaria en todo este proceso ya que tanto la socialdemocracia (el social-liberalismo) que durante los 80 y 90 del siglo pasado aceptaron y asimilaron tanto el lenguaje como el contenido de las propuestas neoliberales (la llamada Tercera Vía) como el Eurocomunismo (que fue el primero en aceptar el término de Austeridad) que pretendía ocupar el vacío dejado por el social-liberalismo vaciaron la ideología de la izquierda. Mientras tanto la ultraderecha comenzaba a realizar su [contra]revolución cultural. Veamos lo que abandonaba esa izquierda parlamentaria, sobre en España.
a) Dejaba de lado el término España. Hay que recordar que la izquierda en España siempre ha tenido un concepto de España muy distinto al que tiene la derecha y la ultraderecha. Y en nuestra Carta Magna se cedió a que esta derecha (de la mano de Manuel Fraga, a la sazón líder de Alianza Popular) consiguiera llevarse a su terreno el Título VIII de dicha Carta Magna. La izquierda siempre fue partidaria del Federalismo (algo que prohíbe dicho Título, particularmente el Artículo 145). Mientras tanto la Ultraderecha defiende un Estado centralista y autoritario en su [contra]revolución (no olvidemos que Abascal fue fundador de DANAES donde coincidió con el filósofo Gustavo Buenos que defiende la esencialidad de una España católica) A uno no se le olvida los grandes pensadores marxistas como Joaquin Maurin o Andreu Nin o incluso el socialista Luis Aranquistain y sus discusiones sobre el “problema nacional” durante la Segunda República. Pero tampoco queremos obviar los debates actuales por lo que quisiera citar dos obras para entender nuestra problemática desde la izquierda: el libro de Jaime Pastor, Los nacionalismos, el Estado Español y la izquierda; y el libro de Xavier Doménech, Un haz de naciones.
b) El laicismo otra bandera que la izquierda ha dejado de lado en España. Frente a esto se ha levantado un ego católico (Gustavo Bueno) para recupera la Reconquista o Covadonga y abrazar un fundamentalismo católico que propugna el odio hacia el que no es como yo, olvidándose del “amor al prójimo” que propugnaba aquel profeta hacia 2000 años. Y cuya propuesta política tiene como principal objetivo el desarrollo de una Agenda Antifeminista.
Estos son dos de los principales objetivos que la ultraderecha ha lanzado a la arena política y que la derecha comienza a recoger como propios. Sin embargo, la vida y la lucha sigue.
22 de Julio 2023
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