Constantemente estamos aprendiendo, y el aprendizaje nos proporciona un crecimiento intelectual, cultural, y resulta fundamental para crecer como personas. Leer, investigar, indagar, estudiar, interesarse por un tema y explorarlo… todo esto nos hace aprender y nos ayuda a enfrentarnos a diferentes situaciones que nos van surgiendo a lo largo de nuestra vida. La curiosidad ha sido y sigue siendo una característica del ser humano y resulta del todo positivo desarrollarla para alcanzar nuestro crecimiento personal.
Siempre tenemos algo que mejorar, inquietudes que resolver, habilidades que adquirir y mejorar, objetivos que alcanzar, y para ello necesitamos tener voluntad, ferréa voluntad para movernos y alcanzar todas nuestras metas, ilusiones y aspiraciones, y seguir avanzando sin dilación, y aprender constantemente a lo largo de nuestra vida para así, crecer como personas. Tanto a nivel personal como socialmente y culturalmente.
Vivimos una etapa de aceleración, de cambios sociales y educativos que aparejan nuevas demandas sobre el sistema educativo y sus profesionales. El aprendizaje es una necesidad de “actualizar y reciclar” los conocimientos que tenemos. Hay que ver el aprendizaje como una acción constante y una adaptación a un entorno cambiante, aplicada tanto a los negocios como al ámbito personal.
Es un hecho innegable que el ser humano, como animal racional, ha tenido que fallar en sus actuaciones para aprender de las mismas, mejorando así su técnica y método en base a la experiencia errónea sufrida. Pasar de los errores, aprender de ellos y por ende, mejorar en seguir aprendiendo.
El aprendizaje no es un ejercicio académico, requiere experimentación y práctica. Y la práctica no significa adquirir meramente las técnicas y habilidades que nos permitan conseguir un trabajo y ganar dinero. Practicar implica vivir la vida cotidiana según los eternos principios de armonía, humildad y amor. La educación, pues, debería ser un entrenamiento de la mente, las manos y el corazón, debería consistir en desarrollar la capacidad de pensar, de sentir y de hacer. El factor determinante del aprendizaje es la motivación, basada en emociones positivas, lo que nos permite poner los medios y la energía para conseguirlo. Depende de que uno tenga metas, sienta que es capaz de alcanzarlas y esté educado en el esfuerzo y constancia, lo que favorecerá la adquisición y retención de conocimientos y aprendizajes.
En los últimos años, el auge de las nuevas tecnologías en el mundo entero y su incidencia en nuestro día a día, nos ha llevado a implementar una competencia digital para nuestro alumnado tan necesaria como innegable si los queremos formados y competentes, tanto en dicha área, como en el mundo en el que vivimos.
Es la adicción a las nuevas tecnologías, una “hiperconectividad” que repercute en los hábitos sociales y personales de muchos adolescentes y adultos, en sus niveles de atención y concentración.
Educar y aprender de forma innovadora, versátil, completa para hacer más efectiva la docencia???
El equilibrio ha de ser clave, siendo el ser humano el que enseñe y eduque ayudándose de la tecnología, pero nunca al contrario.
“Aprender es un placer intenso. Aprender equivalía a nacer. Se tenga la edad que se tenga, el cuerpo experimenta entonces una especie de expansión.” Pascal Quignard
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