Historias y aventuras del club de senderismo
Fue el año 2002 cuando descubrimos estos parajes de la comarca de BAIX MAESTRAT. Fredes es un pueblo de dieciséis habitantes, al norte de la provincia de Castellón, lindando ya con las tierras catalanas. Está a 1100 metros de altitud y son sus pueblos vecinos el Boixar y Puebla de Benifasar, entre otros.
Ya en las primeras marchas de aquellos años nos impresionó mucho el paisaje de aquella zona, totalmente diferente al nuestro de la Sierra Espadan. Así que cada año organizábamos una excursión en verano para pasar un día de aventura senderista por aquellas tierras. Éramos un grupo de tres o cuatro personas, salvo el año 2004 en que fuimos dieciocho participantes.
Hoy quiero hablar de la salida con más gente que preparamos un 17 de junio del año 2007, con una asistencia de setenta y cinco personas, para lo que tuvimos que alquilar dos autobuses. Unos días antes hicimos publicidad entre jóvenes y menos jóvenes aficionados de nuestro pueblo. De mi archivo particular elijo una frase que puse en la hoja de aviso a los que pensaban venir. “Llegaremos al Portell de l'Infern, punto emblemático de la zona. Contemplad el panorama detenidamente, que os transportará a un mundo diferente”.
La ruta preparada ese día se hizo pensando en que venía gente no habituada a marchas por montañas. Era fácil y no muy larga, desde el pueblo de Fredes hasta el pantano de Ulldecona, situado a 500 metros de altitud, por lo que el itinerario era todo en descenso. Redactamos una hoja de instrucciones para los participantes, aconsejando sobre todo mucha disciplina, pues en un grupo tan numeroso no eran posibles las distracciones, extravíos del sendero y otros aspectos que pudiesen entorpecer el día. Es una zona de silencio, sin gritos ni otros ruidos. Por supuesto, totalmente prohibido hacer fuego y cuidado con los cigarrillos. Tengo que decir que todo el mundo se comportó debidamente.
Salimos desde Fredes, donde nos dejaron los autobuses que a mediodía nos esperarían en la zona próxima al pantano, donde teníamos preparada la comida en el restaurante Molí Abad.
Paramos al almuerzo en el lugar llamado las Balmas del Portell, desde donde se podía ver un panorama impresionante. Allí alguien me recordó la frase que antes he comentado, pues nos transportaba a un mundo de montaña totalmente distinto al que estábamos acostumbrados.
Llegada al pantano de Ulldecona, que, a pesar del nombre de ese pueblo de Cataluña, está situado dentro de nuestra provincia. Luego caminamos dos kilómetros por pista hasta llegar al restaurante donde nos sirvieron una suculenta comida. Sobremesa de discursos y anécdotas en un ambiente de gran alegría y satisfacción por parte de los que nunca habían caminado por montes y por parte de la organización. Tengo que decir, que varias personas nos dieron las gracias al personal del Club de Senderismo por haberles llevado a unos parajes totalmente desconocidos para ellos de una naturaleza tan bella. Llegamos a casa sobre las siete de la tarde sin ninguna incidencia, satisfechos todos de haber pasado un día inolvidable de buen senderismo.
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