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POLÍTICA
Desde la periferia

¿De verdad la conquista fue un “encuentro” entre los pueblos?

“Los defensores de la coacción y el aparato bélico para someter a las nuevas razas recuperaron la teoría de la esclavitud natural de Aristóteles para justificar su actuación” [Francesc Colomer]

Javier Méndez-Vigo Hernández

8 d’octubre de 2024, a les 14:00:00

La ultraderecha española no solo es “negacionista” con respecto a nuestra historia contemporánea, sino que al mismo tiempo ha llevado a cabo una guerra cultural para reescribir la historia y defender un nacionalismo castellano-español esencialista, eterno y católico. Por eso era metafórico que el líder de dicha derecha radica comenzara uno de sus primeros mítines, como dirigente de VOX reivindicando a la Virgen de Covadonga y la Reconquista que inició en las montañas de Asturias D. Pelayo. Pero dicha guerra cultural ha tenido sus propios “intelectuales-2 (comenzando por un ex-terrorista que revisó la “República”), comenzando a crear un mito nacionalpopulista que ha servido a dicha extrema derecha para crear una Iberosfera. Revisionismo histórico que construye un mito partiendo de un ego católico que realizó la gran tarea de evangelizar el nuevo mundo (aquello que suelen denominar la Nueva España).


Hay que partir del hecho de que el Reino de Castilla sentó los cimientos de aquella Hispania para poder conseguir devenir en la España cristiana , convertida ya en la defensora y avanzadilla católica de Occidente. Pero no podemos olvidarnos de la realidad de que frente a dicho ego católico en Hispania se desarrolló también el ego converso y un cierto humanismo, que pretendía la unificación de las iglesias cristianas. Es sintomático que dicho ego converso es una de las características de nuestro siglo de oro (cosa que soslaya esta ultraderecha), por poner solo un par de ejemplos veremos que tanto Teresa de Ávila como Luis Vives son hijos de conversos. Pero a la vez, cuando esa Hispania conquista Granada y se convierte en la “guardiana” de la esencia del catolicismo, comienza una lucha por erradicar a los herejes y a cualquier tipo de herejía del suelo hispano, con la ayuda del tribunal de la Inquisición. Toda historia que también está siendo “revisada” por nuestra ultraderecha  al defender el papel de la Inquisición a la que intenta “blanquear”.


Es este ego católico/castellano el que en 1492 va a emprender el descubrimiento y posterior conquista del Nuevo Mundo. ¿Cuál es la propuesta de esta ultraderecha que bebe de la filosofía que representa este ego católico?  Sencillamente, defender que lo que produjo el Descubrimiento fue el “encuentro entre dos culturas o dos pueblos que dicho ego consiguió evangelizar. Tesis paternalista y eurocéntrica, pero que esconde una Alianza que está llevando a cabo dicha ultraderecha (la Alianza con la burguesía criolla de Hispanoamérica). 


Ante dicha estrategia se levanta la filosofía de los excluidos que concibe el descubrimiento de otra manera. Ya que defienden que para los hispanos el descubrimiento supuso el enfrentamiento con el Otro. Para dicha filosofía, tanto el descubrimiento como la posterior Conquista supuso el predominio del yo conquisto. Y que la aparición del Otro (el indio semidesnudo) que Colon encontró en las playas de Hispanoamérica  es visto desde la perspectiva católica y eurocéntrica en una época en que la Hispanidad se había convertido en el guardián de la esencia católica. Así el mismo Enrique Dussel [Política de la liberación] que “la afirmación de ser sistema es negación del Otro; es exclusión de la Alteridad. La Modernidad temprana se constituye desde una afirmación eurocéntrica de lo occidental y desde la negación excluyente de dos modos históricos de la Exterioridad: la alteridad del habitante americano, el indio (venido del extremo oriente del Extremo Oriente) y del esclavo africano (de la costa oriental del Atlántico)”. Este yo conquisto se convertirá en el antecedente del yo pienso de la Modernidad tardía europea. Por otra parte, la “aparición del Otro” (el indio) se convertirá en un fantasma que servirá en el imaginario católico y europeo. Un fantasma que conllevaría el “primer gran debate” de esta primera Modernidad (y que nuestra ultraderecha solaya, ya que elige un lado de la trinchera —el ego católico.


El término de “Encuentro” es una mitología que esconde el “dominio” del cristianismo hispano y sobre la Alteridad del Otro y que intenta describir algo que nunca existió. Más bien se reescribe la historia para esconder la Conquista que supuso dominación y explotación . Para la Filosofía Latinoamericana, el concepto de “encuentro lo que esconde es la dominación del “yo” europeo y de su mundo y cultura. Nunca fue un encuentro entre dos culturas, sino que se convirtió en una relación asimétrica donde el mundo del Otro (indio semidesnudo) fue excluido de toda racionalidad y validez religiosa [Ver, Enrique Dussel, Filosofía de la Liberación. Una antología]


El Descubrimiento se convirtió en una Conquista (con todo lo que supone el término. En una Magna Obra el pensador Alain Bihr [Le premier âge du capitalisme] concibe el Descubrimiento y posterior conquista como la primera mundialización del capitalismo afirmando que “no solamente condujo a la constitución del más vasto imperio colonial de los tiempos modernos, cuya explotación aportó una contribución de primer orden a la “acumulación primitiva” del capital en Europa, sino que incluso marcó, hasta nuestros días, las estructuras sociales de las partes del continente americano…”. El Descubrimiento y posterior Conquista supuso la aparición de la Nueva España y Nueva Castilla. En esta magna obra, Alain Bihr nos relata como se constituyó dicha “formación social” a raíz del papel de los cristianos de occidente y lo que supuso realmente la aparición de Hispania en dicho continente.


Dicha Conquista supuso el primer Gran Debate y el primer discurso Anti- Modernos que se produjo en dicha Hispania (y que se dé desarrolló en Salamanca). Gran debate que nuestra ultraderecha prefiere soslayar, ya que se encuentra en un lado de la trinchera y se olvida de aquel otro discurso que defendió la dignidad del indio y, por tanto, defendió su “derecho a existir” e incluso su posible “derecho de defensa”. Pero sobre este Gran debate volveremos en un próximo artículo.

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